Sagaia: Peces mutantes del espacio exterior

Tantos años haciendo caso a lo de «Di no a las drogas» (bueno, no siempre) y ahora voy al médico y me vuelvo a casa con media farmacia. Que si jarabe, que si antibióticos, que si no se que…, por diox, que prohibieron el «Metal Gear» por menos de esto. Pues nada, cuando estás constipado lo mejor es meterse en la cama y disfrutar de algún juego para pasar el rato. El elegido en esta ocasión ha sido mi primer juego de importación (sniff, cuantos años), Sagaia de GB.

Ficha técnica

Desarrollador: Taito
Plataforma: Gameboy
Género: Shooter de la vieja escuela
Formato: Caja japo de GB (joer que pequeñas eran)

¿De qué va?

Subido a tu nave, el halcon plateado (no confundir con el halcón milenario, el halcón callejero u otras rapaces varias) has de salvar a tu pueblo y de paso preparar la mayor mariscada de la historia a base de destruir todo tipo de habitantes del fondo marino. Para ello contarás con el equipamiento básico de toda nave espacial que se precie: lasers, bombas, escudos, dirección asistida y cierre centralizado.

El comentario

Sagaia, los primos pobres de la serie Darius, serie que a su vez es la prima pobre de las series de mata-marcianos, perdón, las series de restablecimiento de la democracia ayende nuestras fronteras. Los Darius se hicieron famosos por tenerla más larga que nadie y es que eran unos maquinones de tres pantallas en horizontal, vamos una cosa muy bruta. Pero no solo el tamaño importa si no que además los señores de Taito inaguraron la caza del marisco espacial en forma de jefes de final de fase y establecieron un sistema de juego ramificado con el que podías justificar el gastar tu dinero para ver como era la fase O siguiendo la ruta A-C-F-J-O porque otras veces habías ido por la A-B-E-I-M.

Pues bien, el Sagaia de GB de esto solo conserva el festín de celacantos, cangrejos, peces luna y demás bichos más o menos apetecibles. El juego en si es un shooter normalito, difícil en sus últimas fases pero bastante aceptable para lo que podía dar de sí la GB clásica. Tal vez su mayor atractivo es que lo juegas diez años después y en cierta forma no ha envejecido tan mal, sigue siendo un juego perfecto para dedicarle un par de viajes en metro (de al menos 45 minutos) y para aplacar la fiebre sin colores que duelan a los ojos, todo en fantástico verde y marrón.

Pengo-nota 6


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