No se hizo el scanner para la mano del asno

11 años hacía que esperaba la reedición en España de «Santuario» y durante 11 años maldeciré a Otakuland por su herejía.

*** Warning *** Abuelo Cebolleta Story incomming ***

En mis recuerdos de abuelo cebolleta corría el año 1993 cuando «Planeta de los Simios» se dedicaba a editar manga en el deleznable formato comic-book y los lectores españoles habiamos de sufrirles a ellos o a Norma, sin saber cual era peor de los dos. Pero en aquel panorama postapocaliptico y desolador al menos había algo bueno, las series que se editaban eran generalmente decentes.

Por aquel entonces servidor era un novato que había tragado tebeo desde su infancia pero que se sintió atraido por esto del manga gracias a la paranoia hentai que es «Angel» (U-Jin ¿donde estás?) y la Neko, venerable panfleto niponófilo. Yo no tenía mucha idea sobre que comprar, pero pronto me empezaron a atraer esas cosas que no podía obtener vía Mortadelos: chicas, armas, violencia. Que impresionables son los niños. Así que después de «Angel» vino «Gun Smith Cats», otra serie a la que planeta machacó a base de cambios de formato, capítulos perdidos en su fallida Shonen, número de menos de 30 páginas, pero que como mínimo vio su final. Y entre medias Santuario…

Un manga de yakuzas, una historia que no tenía nada de magias ni ojos enormes pero que tenía fuerza. Años más tarde descubrí cosas similares en el cómic europeo e incluso en alguno americano, pero fue Santuario la primera serie que me mostró un cómic más adulto. Desgraciadamente la edición era una mierda (gracias Planeta por mantener la calidad constante) y como era de esperar feneció en el número 9. Afortunadamente no debía ser el único enganchado a la serie ya que en un salón del manga encontré el primer número de una fanedición que continuó donde los simios lo habían dejado. La calidad dejaba bastante que desear, pero al menos podía aplacar mi mono de salón en salón. Evidentemente la serie estaba maldita y la fan edición desapareció tal como apareció. Siguieron cayendo las hojas de los comics de Norma y un otoño Planeta decidió comenzar la linea Pachinko, otro atentado contra los fans de la serie negra pero que, inocente de mi, me hizo albergar la esperanza de volver a ver mi amada Santuario en castellano.

*** Cebolleta mode Off ***

Así hasta hace unos días, momento en el que visite a mi camello habitual, digo librero, y me veo no una, si no dos obras de Ryoichi Ikegami (el dibujante de Santuario para más señas). Primero Ryûgetsushô de Glenat con una de esas ediciones de lujo que casi nunca solemos ver y que muy posiblemente caiga en mis zarpas. Después, arrinconada en un rincón, en formato tocho telefónico especial para los que 100 páginas nos duran 20 minutos, Santuario. Abrirlo fue como cierto capítulo de los Simpsons.

Negación: No puede ser, esto no está pasando.
Ira: Malditos hijos de puta. Los mataréeeee.
Miedo: Nunca la reeditarán, todo está perdido.
Regateo: ¿Saldrá muy caro comprar los derechos?
Aceptación: ¿Cuanto dices que vale la edición americana?

Y es que Otakuland ya hizo destrozos con Hiroshima, la cual pixelaba más que una PSX, pero aquella tenía un trazo limpio. Esta está repleta de tintas y tramas que son las que dan vida al dibujo, pero que en esta basura han transformado en manchurrones negros. Si una editorial no puede hacer una edición en condiciones que no la haga, que para hacernos sufrir más mejor dejarlo. Bueno, después de este desahogo voy a ir ahorrando para la edición USA, que parece estar completa.

Ah, se me olvidaba, el próximo tiro en la pierna va a ser la edición de «Crying Freeman». ¿Merece la pena conservar la esperanza?


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