Castle Crashers

Hola amigüitos. Hoy vengo a hablaros de la diferencia entre tener una vida y tener una Xbox 360 con Castle Crashers. Tener una vida incluye cosas como salir por ahí, hacer exámenes, sexo, tener un trabajo, buscar una relación, ayudar a mantener la capa de ozono en buen estado, sexo, plantar un arbol; lo habitual. Tener una 360 con el susodicho juego viene a ser más o menos lo mismo pero con la posibilidad de coger a unos cuantos amigos, sentarlos delante de una pantalla y dedicarse a aporrear, gritar, maldecir y demás cosas a las que nos acostumbraron los salones recreativos.Castle Crashers

Castle Crashers
Desarrollador: The Behemot
Plataforma: Xbox Live Arcade
Año: 2008

Ante todo disculpen mi lentitud a la hora de hablar de este juego. Compréndanlo, uno lleva un vida muy ajetreada y no puede estar al día de todos y cada uno de los videojuegos que salen. Bueno, esa es la versión oficial, la verdad es que le tengo una tremenda fobia a la compra de bienes no tangibles como las descargas electrónicas. Sí, me gusta tener mis compras a mano, prestárselas a los amigos y demás materialismos. Así que de entrada era bastante reacio a dejarme 12 euros en un juego que perderé algún día de estos sin visos de ser recuperado. A esto añadamos que no me gusta el sistema de pagos de Xbox Live (¿por qué tengo que pagar más puntos de los que voy a gastar?) y Castle Crashers podía haber pasado al gran listado de juegos que me niego a comprar. Pero entonces la demo llegó a mi vida. Allí estaba yo, aburrido cual ostra en una reunión de pepinos de mar, cuando me dio por pasear por la tienda del Live y bajar unas cuantas demos. Así, tras jugar durante una hora a la maldita primera pantalla es como me convencí de que necesitaba este juego.

♫ Tineg miutant ninya tartels, Tineg miutant ninya tartels… ♫

Para empezar: este juego es un arcade. Saquen sus conclusiones sobre esta verdad absoluta y pueden ahorrarse todos los párrafos siguientes ya que no hay más que decir. Para los que tengan un poco más de tiempo recomiendo repasarse la época dorada del Beat’em up (finales de los 80, mediados de los 90) y los grandes éxitos de Capcom y Konami (Final Fight, TMNT, The Simpsons, Sunset Riders, D&D, Cadillacs and Dinosaurs…) ya que esta joyita de The Behemont bebe un poco de todos. Algo inevitable en un género tan dado a la evolución debido a la simpleza de su concepto base, es decir: Repartir hostias. Para los que no tengan memoria histórica y los juegos anteriormente citados a mano digamos que Castle Crashers es un yo-contra-el-barrio medieval en la que unos simpáticos cruzados multicolor se enfrentan a hordas de enemigos a lo largo de un extenso mapeado.

Vale, en deferencia a Nae desarrollaré el tema. Ambientado en una indeterminada época medieval, Castle Crashers plantea la lucha de cuatro cruzados para salvar a su reino de un malvado brujo. Este, que se ha ganado su título de malvadosidad robando una poderosa arma y raptando a cuatro princesas, interpondrá entre los protagonistas y su persona cientos de kilómetros plagados de enemigos a cada cual más pintoresco. Durante nuestro periplo nos encontraremos luchando contra un barco de ninjas pirata, una nave plagada de alienígenas, demonios infernales y caballeros con sables laser, a los que habremos de pasar por la espada o destruir a base de conjuros. Todo ello aderezado con épicos jefes de final de nivel, decenas de armas y personajes ocultos, y mucho buen humor.

El arte de lo simple

Vaya, dos párrafos más tarde y me encuentro aun ante el dilema de Dogbert (cómo escribir un libro cuando lo puedes resumir todo en una frase). Castle Crashers es simple: reparte hostias como panes, mata todo lo que puedas y pásatelo bien en el camino. Mirenlo. Desde su aspecto gráfico con colores planos y personajes dibujados a mano hasta lo básico de su humor «caca-culo-pedo-pis» el juego no tiene más pretensiones que entretener y dejarnos con una sonrisa en la boca. Aprendan. En un género trillado hasta el infinito y en declive aun se pueden hacer grandes cosas.

Reconozco que jugado en solitario puede hacerse aburrido y reflejar sus carencias (poco equilibrio en el desarrollo del personaje y música machacona, principalmente) pero en cuanto un segundo jugador se une a la partida todo mejora. Las mágias a las que tienen acceso los personajes se complementan, los personajes de apoyo han de repartirse, la famosa rapiña añade un nuevo nivel de dificultad y la coordinación se establece como arma definitiva para avanzar. Por muchas veces que hayas jugado una pantalla hacerlo a dobles (triples o cuadruples) le da una nueva dimensión. Si tan solo no hubiesen tardado cuatro meses en arreglar la infamia que era dejar este juego con un online penoso. Por que vale, los marcadores están muy bien pero no poder montar una partida sin que alguien se saliera de ella ha sido un delito de lesa humanidad.

Acabemos ya. A día de hoy (es decir con el parche de multijugador ya puesto) este es el mejor juego que se puede encontrar en Xbox Live Arcade y uno de los mejores que tiene el catálogo de 360. Castle Crashers es el Singstar para fiestas hardcores.

Pengo-nota: 9


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